Ya hacía tiempo desde la última caminata, quedando lejos ya el recuerdo del Puig Major. Como teniamos mono de montaña y con este calor es practicamente inhumano realizar una salida de día decidimos hacer una segunda visita nocturna a Na Burguesa, ya clásica entre nosotros. Con mochila a la espalda y pilas totalmente cargadas partimos a las 21h desde el mirador de los enamorados... Durante el camino disfrutamos de las asombrosas vistas de la bahía de Palma y alrededores y aunque la noche estaba bastante nublada apenas tuvimos que echar mano de las linternas ya que el reflejo de la luna nos ayudaba a serpentear las numerosas piedras del camino. Siempre tras la estela de Sara y Mina llegamos transcurridas dos horas a la torre de vigilancia previa a las antenas. Donde hicimos un alto para sacar un par de fotos y echar cuenta de los bocatas.
Aislados del bullicio y el ruido de la ciudad disfrutamos de otra perspectiva de la capital.
El regreso fué más llevadero una vez cenados, y en hora y media nos plantamos en el parking del mirador, satisfechos y deseosos de repetir.
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