martes, 14 de septiembre de 2010

FAIAL ISLAND, AÇORES








La siguiente isla que aparecía en nuestro plan de viaje es Faial, que forma parte del grupo central de las Azores. Capital de la cual es Horta, parada obligatoria de todos los marineros que cruzan el Atlántico y que antes de partir plasman un dibujo en su puerto.
Tras dejar las mochilas en la casa de huéspedes, cogimos el coche para dar la vuelta a la isla, parándonos en primer lugar en la playa de Almoxarife donde refrescamos los pies en aguas del Atlántico y seguir más frescos por la carretera siempre acompañados de intensos prados verdes y sus pacibles vacas.
Otro lugar a destacar fué la Praia do Norte, una inmensa playa rodeada de un espectacular paisaje de montañas y acantilados, la verdad es que en medio de esa playa uno se siente realmente chiquito. Aprovechamos el tiempo para sacar un par de fotos, subir una inmensa duna que marcaba los límites de la playa y llevarnos un poco de arena negra como recuerdo. Quiero destacar también que la playa estaba vacía aún asi al comienzo de la playa uno se encontraba con unos aseos y una ducha de agua dulce impecables.
Seguimos nuestra travesía por la isla para llegar a nuestro destino Ponta dos Capelinhos, volcán que estaba situado en el mar y que en 1957 erupcionó y cuya lava y cenizas formó más de 2km de nuevo territorio. Tras visitar brevemente el faro y informarnos sobre donde comenzar la ruta empezamos a andar por el Volcán de los Capelinhos. El paisaje que se aprecia realmente impresiona ya que uno está caminando por la ladera del volcán en donde no se encuentra nada de vegetación y uno esta rodeado de piedras volcánicas que van desde el negro más intenso, pasando por el rojo hasta acabar en un apagado amarillo. Alcanzamos la parte más cercana al mar en donde se podía apreciar la altitud del mismo y al regresar nos desviamos por otro sendero en donde se llega al punto más alto del volcán y aunque los lugareños afirman que el volcán ya esta extinguido encontramos una falla unos 4 dedos de ancha por donde aún emanaba calor. La verdad es que a mi me temblaron las piernas al pasar sobre la falla ya que uno se da cuenta de cuan inmensa y poderosa es la naturaleza.
De regreso a Horta nos topamos con Capelo un pueblito realmente encantador con sus típicas casas de piedra volcánica negra y sus terrenos de verde intenso detrás. Y con sus apacibles habitantes disfrutando de la tranquilidad que emanaba el lugar, realmente parece sacado de un cuento.
Una vez ya en Horta y tras una ducha nos dispusimos a cenar en el Peter's Cafe, un emblemático local que ha sobrevivido a varias generaciones, con su singular historia ya que los marineros lo utilizan como oficina postal y como agradecimiento decenas de banderas de barcos cuelgan de sus paredes. No hace falta decir que nos deleitamos con una deliciosa cena.

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